¿Quién no ha escuchado alguna vez, ¡San Blas, San Blas!, cuando alguien se atraganta, acompañando unos golpecitos en la espalda? ¿De dónde crees que procede esta costumbre?
Es una costumbre que aún se mantiene en algunos lugares de la huerta murciana. Con esta exclamación nuestras madres y abuelas invocaban al patrón cuando alguien se atragantaba. Patrón al que le arrancaron la piel con unos peines de hierro que se empleaba antiguamente para cardar a las ovejas. Es en Murcia donde hay un lugar en el que la devoción a este santo está tan arraigada que aun se mantiene a través de los años, una romería. Esta es la primera y mas importante celebrada. Este lugar es la judía y antigua Santa Eulalia, desde donde también se puede observar la Candelaria.
El origen de la festividad de la Candelaria, es en los remotos ritos de purificación paganos, donde se bendecían velas. Estas velas dependiendo de su color, se utilizaban para distintos menesteres, como ahuyentar malos espíritus, tormentas, y enfermedades cuando iluminaban al moribundo en sus últimas horas de vida. Era costumbre alargar la navidad hasta la festividad de La Candelaria, cantar villancicos en estas fechas y entonces poder desmontar el belén.
Según se establecía en la ley judaica, la Candelaria que procede del latín «candere», significa que brilla por su blancura. La festividad de la Presentación del Señor en el Templo, a los cuarenta días después de la Navidad recibe el nombre popular de La Candelaria, igual que la purificación de María.
En lo referente a San Blas, es el fraile trinitario Fernando Pascual Carreras, el que en 1747 ensalzaba la devoción existente de Murcia hacia la imagen de este santo San Blas. La talla de San Blas, recibía culto en el convento de la Trinidad. Es a la toma de Murcia por parte de las tropas de Jaime I, de donde se remonta la veneración a este patrón. Las tropas de Jaime I, entran a la ciudad de Murcia el día 3 de febrero de 1265, por la llamada Puerta de Orihuela, y precisamente en este día que se celebra la festividad de San Blas.
Posteriormente entre los años 1286 y 1392, la ciudad es azotada por la que se le nombró peste de anginas, donde los murcianos de nuevo vuelven a invocar la protección del Santo. Parece ser que las plegarias fueron tan efectivas que incluso el obispo encabezó el voto de ir cada año al convento para agradecer al Santo el milagro ocurrido. Es entonces cuando se creó una ermita al obispo de Sebaste (Turquía).
A partir del siglo XVII, es venerado San Blas por la Orden Trinitaria hasta el punto de que en su Capilla Mayor se reproducen distintas escenas de la vida del obispo. Es en 1835 cuando se traslada el culto a Santa Eulalia, ya que el convento fue saqueado. Sobre el lugar es donde se alza hoy en día el Museo de Bellas Artes.
Diversas tradiciones se entremezclan en la fiestas de Santa Eulalia, como la bendición de las candelas a los notorios “sanblases” que se han encargado de proteger las gargantas de los murcianos durante generaciones, así como la visita al tercer protagonista de estos días de celebración, la capilla de San José.
Desde hace medio siglo, la festividad de San Blas, amanecía con el ruido de cohetes y banda de cornetas y tambores. Diversos puestos de cascaruja, carreras de cintas, la banda de música ofreciendo un concierto, bailes huertanos, y veladas literarias. Estas actividades duraban en esta época cuatro días, cuando hace dos décadas los actos se realizan en dos jornadas.
Entre las actividades las madres acercaban a los niños para que les pusieran las dos velas, en sus gargantas en forma de aspa, esto se llama como la imposición de las Candelarias.
Candelabro con dos velas cruzadas, utilizado en la celebración de la bendición de las gargantas en la festividad de San Blas.
¿QUIÉN ES SAN BLAS?
Blas de Sebaste, es venerado como San Blas, y fue un obispo y médico de Sebaste, Turquía. Fue ejecutado y torturado a principios del siglo IV, durante las persecuciones a los cristianos en la época del emperador romano Licinio.
Su festividad se celebra el 3 de febrero, y es considerado como patrón de los enfermos de garganta.
Según la tradición Blas de Segaste, es conocido por la curación milagrosa de garganta. Don que aplicaba igualmente a personas como a animales. Según se dice, salva la vida de un niño que al clavarse una espina de pescado en la garganta se estaba ahogando. Por este motivo vendría el origen de bendecir las gargantas el día 3 de febrero, cuando se celebra esta festividad.
Cuando se produjo la persecución a los cristianos, lo encontraron y detuvieron, ya que intentaron hacerle renegar de su fe y no tuvieron éxito. Varios prisioneros fueron sanados por él cuando estaba en prisión, por lo que mandaron matarlo. Fue torturado, lacerado con rastrillos de cardar y finalmente decapitado.