El Molino de Felipe

Historia y tradición

El molino de Felipe data del siglo XVIII aunque está construido sobre otro del siglo XVI, próximo al viejo “Martinete”, lugar donde antaño se trabajaba y fundía el cobre.

Más de 450 años, llevan las piedras del actual molino de Felipe rodando para convertir el trigo en harina. Desde su inicio no ha dejado de funcionar y producir este molino harinero, que se construyó en el corazón de la huerta alrededor del año 1523, y el agua que ha dado vida a la huerta hace girar a las piedras.

No queda claro en los archivos municipales los primeros propietarios de este molino harinero que posteriormente pasa a formar parte de la familia de Felipe Sánchez, familia arraigada en la zona de molineros, por lo que el actual propietario desde pequeño se vio envuelto en esta profesión que ha heredado el trabajo de sus abuelos, los cuales lo hicieron a su vez de sus bisabuelos, hasta al menos cinco generaciones.

En el siglo XVI, el pueblo de Mula contaba con más de diez molinos harineros de agua, de los cuales el único que sigue produciendo es el molino de Felipe, y no solo en el municipio, es el único molino de agua de la Región que sigue en funcionamiento, además de ser uno de los pocos en toda España. No tenemos constancia que en la actualidad haya otro de las mismas características en funcionamiento en todo el país.

El mejor momento que vive este molino harinero es hasta los años sesenta, ya que en la época de los años 50 y 60, los campos muleños estaban masivamente poblados, y existía un gran consumo de harina, el cual disminuyó cuando posteriormente las familias dejaron despoblados las zonas rurales para trasladarse a las ciudades. Aunque todavía hay demanda los fines de semana y vacaciones de esta harina por parte de familias que deciden amasar su propio pan.

La producción del molino es de unos 400 kilos de harina durante una jornada de ocho o nueve horas de trabajo, centrándose principalmente en la producción de  harina de trigo duro, utilizándose además en la molienda harinas naturales de cebada, avena y maíz, de manera que la molienda se realiza de forma artesanal molturando estas harinas, de tal forma que la molturación del cereal se realizan en condiciones de trituración, temperatura y humedad manteniendo las condiciones naturales del grano.

La transformación del trigo en harina se realiza a través de unas piedras blancas cuya procedencia es Francia. Es muy pobre el desgaste que sufren estas piedras en moler trigo por lo que tienen una gran duración.  Las piedras están formadas por dos circunferencias planas de 1,20 m de diámetro, las cuales tienen un pequeño desnivel , haciendo que la superficie vaya de mayor a menor y cerrándose en la parte exterior donde se termina de hacer la harina. Mediante el roce de ambas piedras se produce la transformación del trigo en harina.

En la antigüedad la molienda de trigo para producir harina se hacía primitivamente por medio de morteros y majaderos, o también,  machacándolo entre dos piedras planas, mejorándose este procedimiento con la invención de los molinos de sangre (la fuerza es ejercida por animales).

La historia de los molinos harineros en la Región de Murcia tiene gran vinculación con la huerta murciana. Debido a la red de distribución de agua por medio de acequias (herencia árabe), para el riego de las plantaciones, que permite utilizar la fuerza de la corriente del agua como energía para hacer funcionar los molinos, permitiendo evolucionar y dejando atrás el uso de animales para la  molienda de cereales, los llamados molinos de sangre, y por medio de grandes obras de ingeniería aumentando la calidad de vida de los hombres y mujeres de nuestra región,  utilizando la fuerza del agua para permitir obtener productos para alimentarse y subsistir, por lo que no se puede hablar de la historia del Molino de Felipe sin hacer referencia a la evolución que ha sufrido el agua de regadío en el pueblo de Mula.

Hasta la construcción del  Pantano de la Cierva y la llegada de los caudales del Taibilla, la huerta de Mula era fertilizada y calmada su sed , exclusivamente con las aguas que procedían de la llamada “Fuente de Mula”, agregándoles las que proceden del río Mula y las que fluyen en los barancos de Ucenda.

Según archivos municipales, antes de siglo XVI, no había gran problema de abastecimiento de agua para el riego y surtimiento de la población que escasamente era de 1.700 personas, pero cuando llega la explosión demográfica en el primer tercio del año 1.500,  ya  existe un problema y una necesidad de obtener más caudal de agua de los nacimientos para poder abastecer a toda la huerta de la villa de Mula.

Existiendo este problema de escasez de abastecimiento, tres siglos después en 1905 se deciden realizar obras en la Fuente de Mula, con el fin de aumentar el caudal  del agua que abastece a esta población.

Durante este tiempo el agua era conducida hacia la villa mediante un sistema de acequias. El azud de “El Gallardo”, es el pantano de donde parte la Acequia Mayor y conduce el agua hasta la villa y su huerta.  Siendo este azud y acequia las más importantes, existen otros azudes menores y redes de acequias, que igualmente conducían agua hacia la huerta.

La Acequia Mayor conduce el agua hasta el partidor donde por medio de tablachos y otros objetos se distribuye el agua por medio de las acequias a grandes extensiones de tierra.

La importancia de la Acequia Mayor es que no solo era necesaria para el riego de la huerta de Mula, sino que junto a su cauce se construyen elementos importantes para la vida de los habitantes del pueblo, como son los molinos, herrerías , almazaras etc, construcciones que utilizaban el agua conducida por esta Acequia para su funcionamiento, práctica que fue regulada a partir del siglo XVI mediante ordenanzas concejiles con el fin de no defraudar al público, siendo la más repetida la que imponía que los cubos de los molinos estuviesen siempre llenos ya que al llenarlos se utilizaba mucha agua de la Acequia Mayor, y los regantes notaban ese déficit.

Hasta la actualidad, la agricultura en la comarca ha sufrido varios cambios, siendo uno de ellos la sustitución del riego tradicional por el de goteo.